La valoración de una empresa es un ejercicio donde el sentido común se combina con el rigor técnico. Ambos elementos resultan indispensables para comprender a fondo el alcance del proceso y no perder de vista el objetivo principal: establecer un valor realista del negocio, ya sea para una compraventa, una sucesión o una actualización patrimonial.
Este procedimiento otorga seguridad a todas las partes involucradas en una transacción, permitiendo que las decisiones se tomen con pleno conocimiento de la situación económica y financiera real de la empresa. Más allá de las operaciones de compra o venta, la valoración resulta esencial en contextos de herencias, acuerdos familiares o requerimientos de entidades financieras.
En cualquier caso, es fundamental que este trabajo sea realizado con profesionalidad y objetividad, para que el valor obtenido pueda ser certificado y reconocido ante quienes lo requieran. Así, las personas interesadas pueden confiar en que cuentan con una base sólida para negociar, planificar o proyectar el futuro de su organización.